Como físico teórico, entiendo muy bien el concepto de vulnerabilidad: hay pocas cosas en el cosmos que no sean susceptibles de sufrir daño. Incluso el propio universo algún día puede llegar a su fin.
La humanidad siempre ha sido vulnerable a distintas dificultades. Y no hay duda de que los grandes descubrimientos científicos —desde la penicilina hasta la tabla periódica, desde la evolución hasta la electricidad— nos han ayudado a entender nuestro mundo, reducir nuestra vulnerabilidad y crear sociedades más resistentes.
Pero, pese al enorme y variado progreso, muchas personas y grupos siguen siendo vulnerables, aunque ninguno más que las personas con discapacidad. Las Naciones Unidas calculan que más de 1.000 millones de personas viven con alguna forma de discapacidad y tienen una representación desproporcionada entre los más pobres del mundo y los que mayor riesgo corren de sufrir violencia, desastres, gastos médicos exorbitantes y muchas otras dificultades.
La gran…
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