La comunidad de psicólogos vive en la actualidad una situación complicada dada la incertidumbre que genera la presión por obtener un reconocimiento oficial. ISEP ha contactado con algunos de sus antiguos alumnos para hablar con ellos de su vida como psicoterapeutas, de cómo están viviendo esta situación y de cómo ven el futuro.

Margarita Messina cursó hace 7 años el Máster en Psicología Clínica y de la Salud en ISEP.

Háblanos un poco de ti.

Soy licenciada en Psicología. Al terminar mis estudios universitarios decidí seguir formándome porque aún no me sentía capacitada para ponerme a trabajar como terapeuta, con pacientes reales. Decidí hacer el Máster de Psicología Clínica y de la Salud en ISEP porque una amiga mía se había apuntado. Se lo habían recomendado por ser una formación práctica y facilitarnos a los recién titulados las herramientas necesarias para saber atender con seguridad los casos más comunes que aparecen en consulta.

Realmente siento que hice lo correcto. No estaba preparada para enfrentarme a una sesión con un paciente, me faltaba seguridad. El máster me ayudó a ser psicóloga de verdad. Y ahora ya hace cinco años que tengo mi propio gabinete.

La situación que están viviendo los nuevos psicólogos es un poco confusa debido a la puesta en marcha de una nueva formación oficial para obtener el reconocimiento como Psicólogo General Sanitario. ¿Solicitaste el reconocimiento?

No, para nada. No lo solicité.

¿Y no puedes tener problemas para ejercer si no lo solicitas?

No porque yo hago psicoterapia y no necesito ningún reconocimiento oficial para poder hacerlo. Si hubiese querido ser Psicólogo Clínico hubiese hecho el PIR o, a falta de convocatorias, solicitado mi reconocimiento como Psicólogo General Sanitario. Pero que tengas uno u otro reconocimiento no quiere decir que los pacientes vengan solos, no tendría más visitas.

En mis tarjetas pone psicoterapeuta y de momento vivo de lo que más me gusta, y me siento realizada como profesional. Los pacientes llegan a mi consulta porque hago bien mi trabajo. ¡No tengo web ni hago publicidad! Solo me llegan referidos o gente del barrio que me conoce. Eso para mí significa más que un simple reconocimiento oficial en un diploma: es un reconocimiento a mi dedicación y trabajo.

Me gustaría preguntar a los clientes de algunos de mis compañeros de profesión, que sí son Psicólogo General Sanitario, si saben que su psicólogo tiene ese reconocimiento. Creo que a ninguna persona le importa eso: lo importante es atender bien al paciente, hacer bien tu trabajo.

¿No es más difícil abrir tu gabinete ahora que hace años?

Yo abrí el mío hace 5 años, ya en plena crisis. Cuando terminé el Máster, ISEP me facilitó despachos para poder empezar a trabajar. No tenía dinero, pero sí muchas ganas. Que te echen una mano es esencial en la actualidad. ISEP aún ofrece cesión de despachos a sus alumnos y es una opción perfecta para iniciar tu carrera profesional. Se lo recomiendo a todos.

Cuando tuve a mis primeros pacientes, y algunos ingresos, decidí alquilar un piso pequeñito, de menos de 60 metros cuadrados. Y sigo en él desde entonces. Puedo hacerlo también porque no hice el PIR o solicité el reconocimiento como Psicólogo General Sanitario. Si lo pides debes adaptar tu consulta a la normativa vigente, con accesos para personas con movilidad reducida por ejemplo, y la inversión que conlleva es difícil para alguien que empieza.

Lo mejor es que ahora vivo de mi trabajo, tengo mi propia consulta y colaboro con otros profesionales para ofrecer una atención integral a mis pacientes. Trabajo con una logopeda y una psicóloga infantil que conocí en ISEP también.

¿Cómo ves el futuro de la profesión?

El de la profesión no lo sé. El mío, lleno de trabajo. El futuro depende de cada uno. Si lo hago bien tendré pacientes. En nuestra profesión los referidos son nuestra fuente de nuevos pacientes, nuestro futuro. No hay nada mejor que una persona que junto a ti ha recuperado la sonrisa, ha visto como su hijo mejoraba en sus estudios o como una pareja recuperaba la pasión.

Ser psicólogo es una vocación, es querer ayudar a cualquier persona a sentirse mejor y ganar calidad de vida. Quizás suena a tópico, pero es lo que pienso. La humanidad siempre necesitará una ayuda para seguir creciendo, para saber afrontar los cambios. Los psicoterapeutas somos un pilar esencial para el desarrollo de la sociedad.