Una de las cosas que socialmente está peor vista es cómo «reprendemos» a nuestro hijo que tiene autismo. En algunas ocasiones en las que Manuel no «sabe» comportarse puedo esperar dos cosas: comprensión y ayuda o desaprobación y miradas o comentarios de rechazo. En el primer caso puede deberse al conocimiento de la condición de mi hijo o a una intuición muy acertada de que algo es diferente. En el segundo caso solemos estar ante personas que prejuzgan y desconocen la realidad de un trastorno como este.
Ir de compras, advertir del peligro o explicar que algo es socialmente incorrecto se convierten en enigmas difíciles de resolver. ¿Cómo hemos ido solucionando este problema? Con mucha paciencia y siguiendo siempre las reglas elementales de anticipación y comunicación visual: anticipamos lo que va a ocurrir, si hay alguna novedad la explicitamos intentando asegurar la comprensión. A continuación exponemos algunos ejemplos y nuestra manera…
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