Jugar es una manera de aprender, una oportunidad y una experiencia para niños y para adultos, a los que ayuda a mantener el bienestar físico, mental y social.
Las investigaciones sugieren que jugar resulta crucial para la salud emocional, posiblemente porque ayuda a los niños a calmar la ansiedad y el estrés. Las actividades lúdicas favorecen que los niños sean más listos ya que a través de ellas se fomenta el pensamiento creativo. Otros estudios sugieren que el juego fomenta el desarrollo neuronal en las áreas cerebrales superiores implicadas en las reacciones emocionales y en el aprendizaje social.
Existen ciertas diferencias entre el juego libre y el juego estructurado. Ambos favorecen las habilidades sociales, cognitivas y emocionales de las personas, pero mientras que el juego estructurado cuenta de antemano con unas reglas que se deben cumplir, en el juego libre se permite a los niños la capacidad para…
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