En nuestro estilo de vida actual occidental, la ansiedad se ha vuelto una condición que para muchas personas se vuelve permanente o habitual. La rapidez, la eficacia, el éxito, el futuro, el desempeño, las relaciones sociales, la toma de decisiones, desde grandes situaciones hasta pequeños eventos generan que la ansiedad aflore, hasta llegar al punto de que sea nuestra respuesta común a todas las situaciones, incluso las que no han sucedido.
Es importante primero aclarar que la ansiedad es una emoción, así como lo es la tristeza, la alegría, el enojo, la frustración. La ansiedad no es buena ni mala por sí misma, la dificultad radica en que ésta nos «sobrepase», nos «desborde».
La ansiedad al ser una emoción, presenta un componente afectivo, un componente físico y un componente cognitivo. La ansiedad puede generar que sintamos otras emociones, que tengamos dolencias o malestares físicos, y que nos invadan pensamientos negativos…
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