Diagnóstico precoz en Dislexia


Es preciso tener muy en cuenta la necesidad de realizar un diagnostico lo más precoz posible y de este modo intervenir sobre las dificultades iniciales. En este caso los resultados serán mucho más eficaces que si se realiza un abordaje terapéutico sobre el trastorno plenamente establecido. Igualmente los aspectos emocionales tendrán una evolución mucho mejor si se consiguen evitar o paliar las frustraciones derivadas de una mala capacidad lectora durante todo el periodo escolar.
Si se diagnostica un ADHD esta bien hacerse una evaluación académica para descartar otros trastornos que pueden causar desatención como la Dislexia.
Ahora si se trata en realidad de una dislexia y de la prueba psicometrica el diagnostico no se pudo poner el niño se va medicar por ADHD y no se va tratar exactamente la causa por cual se desatiende y con solo ser medicado el niño no va mejorar en la escuela.
El diagnóstico de dislexia se basa en la historia clínica y en las pruebas psicométricas. No existe en la actualidad ningún examen «biológico», que se pueda utilizar en la practica clínica, para establecer o  confirmar el diagnóstico de dislexia . Ello no quiere decir que no existan múltiples estudios que muestran correlaciones entre pruebas de neuroimagen y dislexia . Sin embargo estos trabajos han sido más útiles para explicar aspectos fisiopatológicos de la dislexia que para disponer de un marcador asequible y útil para la dislexia. Las técnicas utilizadas se han dirigido tanto a mostrar aspectos morfológicos como aspectos funcionales que distingan disléxicos de no disléxicos.
Es imprescindible que todo niño disléxico reciba un tratamiento especifico. Pero es crucial que al mismo tiempo se atienda en el aula su problema. La atención escolar se debe basar primordialmente en la comprensión del trastorno. Se debe huir tanto de medidas sobreprotectoras, como de actitudes no basadas en el hecho de que la dislexia es un trastorno biológico. Por tanto debe quedar muy claro que el problema no viene condicionado por una falta de motivación o pereza. También seria una interpretación  errónea atribuir las dificultades del disléxico a un nivel bajo de inteligencia. Se recomiendan una serie de normas que deberán individualizarse para cada caso. Con ello se pretende optimizar el rendimiento, al tiempo que se intenta evitar problemas de frustración y perdida de autoestima, muy frecuentes entre los niños disléxicos. Estas recomendaciones son las siguientes:

Dar a entender al alumno que se conoce el problema y que se hará todo lo posible para prestarle ayuda.
Hacerle sentar en las primeras filas, cerca del profesor, para prestarle la mejor ayuda.
Se le debe ayudar a pronunciar correctamente las palabras.
No utilizar el método «global», para el aprendizaje de la lectura.
No se debe pretender que alcance un nivel lector igual al de los otros niños.
Prestarle una atención especial y animarle a preguntar cuando tenga alguna duda.
Se debe comprobar siempre que ha entendido el material escrito recibido.
Se debe comprobar que el material que se le ofrece para leer es apropiado para su nivel lector.
Se deben valorar los trabajos por su contenido, no por los errores de escritura.
Siempre que sea posible se deben realizar las valoraciones oralmente.
Se debe recordar que requiere más tiempo que los demás para terminar sus tareas.
Se deben tratar de destacar los aspectos positivos en su trabajo.
Se debe evitar que tenga que leer en publico.
Se deben valorar los progresos de acuerdo con su esfuerzo, no con el nivel del resto de la clase.
Se le debe permitir, si le resulta útil, el uso de la calculadora y  grabaciones.
Se le deber permitir el uso de medios informáticos y el uso de correctores ortográficos.
Se le debe enseñar a tomar apuntes mediante notas breves, que sinteticen el contenido de una explicación.
Se le deben poner menos deberes de lectura y escritura.
Siempre que sea posible no se le deben hacer copiar grandes «parrafadas» de la pizarra si es posible darle una fotocopia.
No se le debe ridiculizar nunca.
En una prueba escrita no se le deben corregir todos los errores de escritura.
No se el debe hacer  repetir un trabajo escrito por el echo de haberlo hecho mal.
Se debe aceptar que se distraiga con mayor facilidad que los demás, puesto que la lectura le comporta un sobreesfuerzo.
Debe ser tomado en consideración que escuchar y escribir simultáneamente puede resultar muy difícil.

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